11/22/2006
Deshonor en vida, honor en muerte
Durante mis 36 años ejerciendo como médico nunca había visto un caso similar. La espada atravesaba su corazón entrando por el pecho y saliendo por la espalda, sin embargo vivía, su sangre seguía llegando hasta el último vaso sanguíneo de sus dedos y oxigenando el cerebro. Ni yo ni el resto de los médicos nos atrevimos siquiera a tratar de sacarla; se había hecho sitio en su caja torácica de tal manera que pasaba a formar parte de su sistema circulatorio.Estuvo inconsciente durante una semana después de la pelea. Había sido por una cuestión de honor, alguien había osado insultar a su dama y él lo había retado en duelo. Durante la pelea había tenido un desafortunado cálculo de distancias y su espada se había clavado en una pared a escasos centímetros del ojo de su contrincante. Éste había aprovechado su error para ensartarlo con la espada, lo había dado por muerto y se había marchado con la cabeza bien alta.Cuando despertó fue advertido de que si trataba de mover la espada, la sangre empezaría a correr cada vez más lenta y en cuestión de cinco escasos minutos dejaría de bañar sus órganos vitales. Le propusimos que cortase el mango y el filo que sobresalían para poder llevar una vida normal. Sus palabras fueron “No, gracias, no merece la pena”. Desde ese día no volví a saber de él, hasta hoy; así pues, cuento su historia basándome en los acontecimientos relatados por testigos visuales:Lo primero que hizo fue ir en busca de su amada. La encontró en su balcón, llorando sin parar. Cuando lo vio se quedó pálida, como quién ve un fantasma. Él sonrió pensando que se debía a que era porque no había sido informada de que aún vivía, pero minutos más tarde ella le comunicó que no era así. Se había enterado de que no había muerto el mismo día en el que lo habían encontrado desangrándose tras la escaramuza. Aquello la había llenado de alegría, pero todo se había venido abajo cuando su padre posando su mano sobre su hombro le dijo fríamente: “Está muerto para ti y para todos nosotros... Ha perdido su honor”. No dijo nada más. Dos frases habían bastado para destrozar su mundo de cristal, igual que se vino abajo el de él cuando ella se lo contó.Fue como si la espada que llevaba incrustada en el pecho hubiese ensanchado de repente. La mayor ilusión que había en su vida le había sido robada. Muchos hubiesen optado por suicidarse en aquel mismo instante, o por huir lejos de allí y nunca regresar. Pero él no lo hizo. Agachó la cabeza y masculló un “A pesar de todo, nunca podré dejar de amarte” que se clavó en el pecho de ambos, como todas las verdades que, por las circunstancias o no, resultan tristes.Todas las puertas se habían cerrado para él. Con su honor había perdido el amor de su vida, su hacienda, a sus amigos (que habían tratado de acogerlo en su casa pero a los que había rechazado para no causarles problemas de imagen pública), las ganas de comer, de dormir y sobre todo de vivir. Tras una semana agónica se presentó la oportunidad que estaba dispuesto a esperar el resto de sus días si hacía falta. Él estaba sentado en un banco de una plaza cuando de repente pasó su amada, caminando presurosamente, ni siquiera se percató de su presencia. Justo detrás iba su oponente tratando de convencerla de que lo olvidara y se casase con él.Todo sucedió muy rápido. Ella aceleró el paso. En un no doloros gesto, él se arrancó la espada del pecho y la puso contra la nuca de su rival, que se encontraba de espaldas a él. "Me has quitado todo, ¿te parece justo que yo haga lo mismo?". Se volvió al tiempo que desenvainaba la espada pero ya era tarde, el filo que anteriormente se había alojado en un corazón atravesaba ahora su faringe y, en el caso de uno por falta de sangre y en el de otro por falta de oxígeno, el mundo se nubló para siempre.Mi paciente se llevaba a su asesino a la tumba trayendo al mismo tiempo su honor del inframundo para sustituir su presencia.Fin del parte médico.
11/16/2006
Huir
11/13/2006
Segundo partido de la liga
Bueno, ya hemos jugado el segundo partido de la liga... como no, lo hemos perdido. Pero nos da, más o menos, igual, lo importante (aunque algunos nos recuerden continuamente que hayamos perdido y para ellos no lo sea tanto) nos lo pasamos de coña. Estamos tadas muy orgullosas del partido, jugamos mejor que nunca, nuestros fallitos tuvimos, pero bueno, somos humanas. Hubo en punto que me gustó muchísimo y que lo hizo Marina, la cojí por los aires y todo. Jordi, nuestro entrenador, también esta muy contento de nosotras y nos a felicitado. Hasta el próximo partido esto es todo lo que e de contar. ;)
11/08/2006
Soledad
Esto de esperarte hace días largos
aguaceros en el alma
y tardes sin sol.
Hace que en las noches tenga sobresaltos
o que cuando menos los note más yo.
Esto de esperarte me apresa en sonidos
el ruido de un coche atrapa mi atención.
Teléfono y timbre cómplices asiduos
de la cuerda floja en que me tienes hoy.
Pero tengo así ya varios días
y ahora escribo.
Para el que escribe siempre es concurrida
Para el que escribe siempre es concurrida
la soledad como una procesión…
11/07/2006
Carta de un licántropo
Todo comenzó en el invierno de 1.993. Yo tenía 24 años y era una persona normal, joven y alegre. Había viajado solo al pueblo de mis padres en Zamora para asistir al entierro de una tía de mi padre que había fallecido a los 84 años de edad. Llegué cuando todo había terminado. Pedí disculpas a mi abuelo por no poder haber llegado antes, pero es que todo había sido tan precipitado. Las campanas tocaron a muerte, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Comenzaba a anochecer y el frío se notaba cada vez más; además había empezado a nevar. El pueblo parecía ser un pueblo fantasma. Me dirigía a casa de mi abuelo que está alejada de las demás casas, y entonces lo escuché nítidamente. Era un aullido, un tremendo aullido de lobo. Sentí un aliento fétido a mis espaldas; me di la vuelta y entonces lo vi; era un tremendo lobo negro. Sus ojos tenían un brillo asesino y sus fauces abiertas buscaron mi cuello. En un instante se abalanzó sobre mi y me tiró al suelo. No podía zafarme, tenía mucha más fuerza que yo. Sentí el primer mordisco y después escuché un disparo. Cuando desperté me encontraba en casa de mi abuelo. El había sido el autor del disparo. Pregunté por el lobo; y mi abuelo me lo enseñó. Allí estaba, muerto. Era un ejemplar tremendo, quizás su peso llegara a los 70 kilos. Me toqué el cuello; me dolía la herida que me había producido la terrible alimaña. Mi abuelo me trajo la cena y al poco rato me fui a la cama y me quedé profundamente dormido. Soñé con el tremendo lobo, me miraba, sus ojos eran claros y me sentí relajado. Me desperté no se a que hora de la madrugada. Me seguía doliendo la herida del cuello. Me acerque a un espejo para mirarme y entonces mi sangre se heló en las venas. Me toqué las orejas y me di cuenta que eran puntiagudas; mis ojos ya no eran azules, sino marrones y oblicuos, mi nariz era un largo y tremendo hocico, y mis manos... ¡Dios, mis manos no eran manos, se habían convertido en unas horribles garras, garras de lobo... Y mi cuerpo estaba lleno de un pelo duro y negro... ¡Me había convertido en pocas horas en un hombre-lobo... Era una locura; una tremenda locura, pero así era; y ahora sentía unas ganas tremendas de comer ¡carne fresca!. Escuché un ruido en la otra habitación; era mi abuelo que estaba roncando, me acerqué a su cama, lo agarré por la cabeza y le mordí en el cuello; la sangre empezó a salir a borbotones y yo comía su carne con tremendo apetito. Después de esto, me acerqué a la ventana y miré la luna ¡Estaba llena y me miraba! Un aullido lastimero salió de mi garganta. Era la primera muerte de las muchas que tendría que llevar a cabo al haberme convertido en un monstruo sediento de sangre y carne humana. Me desperté con un dolor de cabeza increíble y un sabor agridulce en la boca. Me toqué con los dedos la comisura de los labios y noté que tenía algo que parecía reseco; entonces me dí cuenta de lo que era. ¡Sangre!... Miré a mi alrededor y ví que estaba totalmente desnudo al lado de mi pijama que estaba tirado en el suelo y totalmente destrozado. ¿Qué extraños sucesos habían ocurrido la noche anterior?... Fui a la habitación de mi abuelo. Lo que vieron mis ojos parecía una pesadilla. Allí estaba el viejo o lo que quedaba de él; toda la habitación estaba ensangrentada. ¿Quién había hecho aquella atrocidad?. La respuesta no quería aceptarla mi cerebro. Han pasado ya dos meses desde aquellos terribles acontecimientos y cada plenilunio se repite el mismo ritual. ¡Debo salir a buscar carne humana. He leído bastante en este tiempo sobre la licantropía, esa tremenda enfermedad que me ha convertido en una bestia asesina; en todos los libros dice lo mismo: "Al hombre-lobo debe matarlo alguien que lo ame y sienta mucho cariño por él; y debe hacerlo disparándole al corazón una bala de plata o en su defecto un cuchillo plateado"... Diré también que en este tiempo he conocido a una muchacha; yo siento verdadera pasión por ella y me parece que ella también siente lo mismo por mi. ¡Dios mío!, cada vez que hay luna llena debo buscar cualquier pretexto para no verla todo ese tiempo. Es una locura, pero debo decírselo, debo contarle en lo que me he convertido... Ella lo comprenderá; será esta noche. Tengo preparado ya el puñal... Esta carta se encontró al lado del cadáver de un joven con un puñal de plata clavado en el corazón. Junto a él una joven que confesó haber sido la persona que lo había matado. El motivo... "Dijo que aquella noche él se había convertido en un hombre-lobo"...
11/04/2006
Primer partido de la liga
La verdad no a sido gran cosa el partido, lo hemos perdido, como no. Creo que podriamos haber hecho un poquito mas de lo que hicimos, pero bueno, hemos jugado bien. Yo tuve fallos muy tontos, los cuales podría haber evitado. Pero todos somos humanos. A las demás, lo siento. Y asi concluyó el partido.
11/02/2006
"Excursión" a Torre Blanca
Bueno, antes de empezar a explicaros como fue todo el recorrido y las cosas que allí pasaron, deciros que fui a desgana, me chantagearon y obligaron ò_ó. Pili me debes algo!!! xD
Pues la tarde empezó como de costumbre, nos bajamos a las escaleras del instituto (lugar en el que quedamos normalmente) y al cabo de un rato decidimos movernos ¿dirección? torre blanca!
Me niego en rotundo a ir hasta allí, esta demasiado lejos, no me gusta para nada andar (lo sé, soy vaga ;p) y no saco nada de provecho yendo. Vale que este con los amigos y todo eso, pero hay otra razón, más importante para mi, que me invita a quedarme aquí.
Al final voy, después de que me chantajearan con no darme X cosa o que Bryan no me hablara más (que gente).
El camino es laaaaargo y aburrido, pero hago un esfuerzo por no quejarme demasiado. Al final, sobre las siete y algo llegamos... ¿como estaba el parque? cerrado!!! Tanto camino para eso!!!
Deciden saltar. Les sigo. Una vecina nos ve. Al rato suena una sirena. ¿Será la policía? No. Nos vamos al laberinto que hay allí, no esta nada mal, dos personas se metieron dentro dos amigos y los otros, uno por uno, ivamos entrando. Teniamos que salir sin que nos pillaran los de dentro. Lo mejor era que estaba todo oscuro, o se veia nada y de vez en cuando sonaba algun grito (yo no soy una excepción xD)
Hubo dos compañeras que se perdieron, otros que fueron a buscarlas y hasta pasado un buen rato no aparecieron.
Al final, la tarde no estubo tan mal como empezó, pero se puedo elegir, no vuelvo a ir a no se que me interese. ^^
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